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Desde tiempos inmemoriales, dominar el arte de la seducción ha sido para muchos de los hombres, una asignatura pendiente y llena de retos.

 Giacomo Girolamo Casanova es considerado como uno de los grandes seductores de la historia. Sin embargo, este conocido personaje no era famoso por poseer una gran belleza (ni siquiera era de aspecto atractivo), sino por ser capaz de seducir a cualquier mujer que conociera.

En realidad, la seducción es un concepto abstracto y no un término que pueda definirse como tal. Es un aspecto psicológico difícil de caracterizar. Muchos hombres intentan "copiar" bien en la ropa, peinado, formas de hablar... a aquellos que son considerados como seductores, ¡nada más lejos de la realidad!

Si quieres seducir, ante todo debes de creer que tú eres capaz de serlo, debes tener fe en ti; y lo más importante, definir tu propia personalidad, ya que ésta será la marca que mostrarás a los demás. Si te paras a pensar por un momento qué es la seducción, te darás cuenta de que es la capacidad que tiene una persona para resultar atractiva a los demás. Uno es atractivo cuando tiene algo que el resto de gente desea o admira. Por ello, potenciar e identificar tu propia personalidad es el primer paso para seducir.

Algo fundamental es tener confianza en uno mismo y en sus capacidades. No intentes poner barreras a tu poder de seducción con excusas sobre tu aspecto, tu falta de dialéctica etc. Si confías en ti verás como esa confianza será recibida por los demás como algo positivo hacia tu imagen, y hará que el resto de gente también confíe en tus capacidades.

Si bien es verdad, que un hombre seductor debe mostrar un buen aspecto e ir aseado. Hay ciertos perfumes que por su aroma convierten al hombre en más atractivo hacia las mujeres. La vainilla, el clavel, el jazmín y tonalidades amaderadas son algunas de las fragancias más utilizadas en el campo de la seducción. El perfume Obsesión de Calvin Klein, o Element de Hugo Boss son reflejo de ello.