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A menudo tendemos a pensar que las arrugas son cosas de viejos y que no nos afectarán hasta que tengamos hijos o incluso nietos; sin embargo, a partir de los 26 ya debemos empezar a estar alertas a tan incómodas compañeras.

Aunque es cierto que la aparición de arrugas también depende de nuestro tipo de piel, de nuestra herencia genética y de los factores externos a los que nos exponemos cada día, estar prevenidos siempre nos proporcionará beneficios.

A continuación os ofrecemos una serie de consejos para lucir un rostro sin arrugas, reluciente y joven.

En primer lugar, los dos pilares básicos de una buen rostro son dos: limpieza e hidratación. Acostúmbrate a lavarte la cara con un jabón neutro adecuado a tu tipo de piel dos veces al día; al levantarte y al acostarte. Después aplica una crema hidratante diaria. Si tu piel está bien hidratada será mucho más resistente al envejecimiento.

Si tienes entre 25 y 30 años con esto será suficiente; sin embargo, a partir de esta edad tendremos que ir añadiendo algunos cuidados más específicos.

Por ejemplo, es de vital importancia acostumbrarnos cuanto antes a utilizar, al menos una o dos veces por semana, una crema exfoliante. Esto nos ayudará a eliminar las células muertas y a evitar las sequedades y los puntos negros. Además, permitirá que la crema hidratante actúe más eficazmente.

Por último, también es importante trabajar el contorno de ojos, sobre todo si tenemos tendencia a sufrir ojeras, bolsas o si, cuando nos reímos, nos salen un montón de arruguitas alrededor de los ojos. Hoy en día existen en el mercado multitud de productos específicamente diseñados para cuidar esta parte de nuestro rostro. Busca el que mejor se adapte a tu tipo de piel.

Si consigues introducir estos sencillos pasos en tu rutina diaria, sin duda algunas lograrás tener ese rostro radiante y terso que siempre has deseado.