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Desde la antigüedad el mineral de alumbre ha sido un elemento muy apreciado tanto por sus propiedades cicatrizantes como antibacterianas. Con la aparición de la nueva cosmética, se ha ido dejando de lado sus múltiples usos, pero ahora, con la creciente conciencia ecológica y la necesidad de economizar al máximo se ha vuelto a recurrir al mineral de alumbre.

El mineral de alumbre se comercializa sin recibir ningún tratamiento químico, tan sólo se pule para evitar aristas cortantes, por lo que los residuos que se generan en el medio ambiente para producirlo son mínimos: no son necesarios aplicadores ni sprays. Además, un único mineral del tamaño de dos dedos puede durar más de una década usándolo a diario, por lo que podemos olvidarnos de comprar desodorantes.

Los usos posibles del mineral de alumbre son muchos. El más común es utilizarlo como desodorante. Por sus propiedades antibacterianas, aunque se transpire jamás aparecerán las bacterias causantes del mal olor corporal, esa es la clave. Así podemos evitar el uso de desodorantes tradicionales que, con todos los químicos y alcohol que contienen, irritan nuestra piel y, a veces, no evitan la aparición del mal olor, sino que se mezcla con el perfume del desodorante formando un cóctel bastante desagradable.

La forma de aplicar el mineral de alumbre es sencilla, basta con mojarlo debajo del grifo y pasarlo por la zona en la que queramos evitar bacterias y malos olores: pies, axilas... No deja rastro ni olor, ni siquiera en la ropa negra y oscura.

Por sus propiedades cicatrizantes, es recomendable usarlo tras el afeitado o la depilación, calma la piel y acelera la cura de las pequeñas heridas que hayan podido producirse.